¿SE NACE O SE APRENDE LA INNOVACIÓN?
En los últimos años hemos escuchado por todos lados que la innovación es la receta del éxito, tenemos ejemplos muy claros en Apple, Amazon, eBay, entre otros.
¿Cómo conseguimos pensar diferente?
Lo primero es quitarnos de la mente que la capacidad creativa es un don genético y que solo unos cuantos nacen con ello. En el colegio nos enseñan el funcionamiento de los dos hemisferios del cerebro, en el que el hemisferio derecho es más utilizado por las personas creativas mientras que el hemisferio izquierdo es para los pensamientos lógicos y lineales. Al parecer, la mayoría de las personas creen que genéticamente solo están hechas para ser pensadores lógicos, lo cierto es, que existen personas más intuitivas con pensamientos divergentes por naturaleza, pero también se pueden desarrollar dichas habilidades.

Estudios han demostrado que la inteligencia tal como la evalúan los científicos, es genética, pero la creatividad no. Entre el 60% y el 75% de las habilidades se desarrollan mediante aprendizaje, es decir se adquieren, se practican y se perfeccionan.
¿Cuáles son las habilidades que identifican a un innovador?
- La primera y más importante de todas es la asociación o el pensamiento asociativo. Este tipo de pensamiento lo que hace es comprender el sentido de las cosas y descubrir nuevos horizontes a través de conexiones entre problemas, preguntas e ideas que de primera instancia no tendrían ninguna relación.
Las siguientes habilidades apoyan al pensamiento asociativo para impulsar las unidades estructurales e ideas innovadoras
- Cuestionar. Todo innovador debe plantearse preguntas que lo ayuden a entender el porqué de las cosas, ¿cómo pueden mejorar o reinventarse?, ¿cuál es su función principal? o si cambio esto ¿qué ocurriría?
- Observar. No es lo mismo ver, que observar. Observar va más allá de solo registrar lo que ocurre, trata de comprender y analizar el mundo en el que vivimos, leer y entender a los productos y servicios, a los consumidores, las tecnologías y el mercado.
- Creer redes de contacto. No basta con tener buenas relaciones sociales o recursos económicos, es necesario crear relación con personas que puedan aportar una visión y perspectiva distinta del producto o servicio.
- Experimentar. Los innovadores son exploradores del mundo intelectual y físico, poniendo a prueba las ideas que se derivaron de las habilidades anteriores.
Además de las habilidades antes mencionadas existen dos motivaciones principales para los innovadores, la primera es el deseo de cambiar el estado actual de las cosas y la segunda es el gusto por los riesgos que genera el cambio. La gran mayoría de las personas cae en la trampa cognitiva conocida como “El prejuicio del status quo”, lo que significa aceptar el estado actual de las cosas sin cuestionarnos el porque o intentar reinventarlo.
Concluimos que existen personas que poseen las habilidades de manera innata y las desarrollan con mayor facilidad, pero no es la única forma de conseguirlas, ya que una persona que no ha nacido con dicha tendencia puede aprender, trabajar y practicar arduamente para conseguir el mismo desarrollo de las 5 habilidades características de todo innovador. Al paso del tiempo y de la práctica se volverán hábitos que se terminarán haciendo de forma natural y sin darnos cuenta.
Basado en “El ADN de los innovadores disruptivos” de El ADN del Innovador, J. Dyer, Hal Gregersen, Clayton Christensen. Ed Deusto. 2011